Crisis política en Francia: el movimiento de conscriptos
Fuente: Excélsior, México, 21 de diciembre de 1975. Nota: el encabezado del artículo se cambió conforme a lo indicado en la Memoria de Ruy Mauro Marini. El original, “La crisis: inconveniente, gastar más de lo que se tiene”, impreso por el diario, no corresponde con el contenido del artículo.
El conflicto suscitado en Francia en torno al problema de las asociaciones de conscriptos, que enfrenta el gobierno a los partidos de izquierda (inclusive el primer partido político del país, el socialista), así como a las centrales sindicales, puede provocar sorpresa. El lector lo relacionará de inmediato con los recientes sucesos portugueses y no se equivocará enteramente. Sin embargo, las raíces de la crisis francesa se enmarcan en un cuadro más complejo.
La situación en Francia
En un informe reciente, el jefe del staff militar francés, general Alain de Boissieu, advirtió sobre la posibilidad de una convulsión social similar a la de 1968, pero esta vez en el seno mismo del ejército. Por lo menos en su origen, existe una relación de este tipo: el actual movimiento de conscriptos parece haber tenido su punto de partida en las manifestaciones juveniles de 1973 (antes, pues, de la revolución portuguesa de 1974), en contra del decreto Debré, expedido por el entonces ministro de Defensa, Michel Debré, el cual rebajaba a 18 años la edad de conscripción y eliminaba las exenciones.
En la campaña presidencial de 1974, se produjo la primera acción de masas del movimiento. El “llamamiento de los cien”, pliego firmado por cerca de 4 mil soldados, exigía mejores condiciones de vida, libertad de expresión política, supresión del servicio en el extranjero y otras medidas. Sobre esta base, se habían formado, hacia fines de ese año, cerca de cien comités de soldados, a lo que siguieron manifestaciones callejeras, como la de Draguignan, Nancy y otras.
Se hizo notar, entonces, el trabajo de los partidos políticos en este sentido. Con algunas divergencias en cuanto a la forma, la acción política entre los conscriptos abarcó a toda la izquierda. Simultáneamente, se verificó la tendencia al acercamiento entre las asociaciones de conscriptos y los sindicatos obreros. Los conscriptos no sólo han pedido el apoyo de éstos, sino que han participado en huelgas obreras, firmado peticiones, recolectando dinero y propugnando la no-intervención de fuerzas militares en las huelgas. Algunas organizaciones obreras, como el Sindicato de Trabajadores Postales, han respondido con un apoyo explícito al movimiento.
Lo que pasa en otros países
El fenómeno no es privativo de Francia; lo encontramos en la mayoría de los países de Europa Occidental, en muchos casos desde principios de la década pasada. A diferencia de situaciones excepcionales —como la “deserción organizada”, en la misma Francia, durante la guerra de Argelia, o las organizaciones de GI enlos Estados Unidos, ocasionadas por la guerra de Vietnam— apunta hacia la democratización de las fuerzas armadas. En este sentido, se distingue también de la Unión Democrática Militar española, que se parece más bien al “movimiento de capitanes” que se dio inicialmente en Portugal.
Un caso particularmente interesante, es el de la VVDM —Unión de los Soldados Conscriptos de Holanda— que se constituyó en 1966, como federación de grupos similares surgidos enaños anteriores, con facilidades proporcionadas por el propio Ministerio de Defensa. Hacia 1970, se produjo la ruptura, dando origen aun sinnúmero de conflictos, que condujeron por lo general a victorias de la VVDM. Se estima que ésta cuenta actualmente con 30 mil miembros, aproximadamente el 70% de los conscriptos holandeses.
Fenómenos similares pueden encontrarse en Suiza, Suecia y Alemania Occidental. En Italia, el movimiento de soldados tiene un carácter más marcadamente político; los nexos que mantiene con los sindicatos obreros son más acentuados que en Francia, y también frecuentes las manifestaciones callejeras. Aun en el ejército británico, considerado un modelo de profesionalismo militar, el problema se ha presentado desde que —tras veinte años sin conscripción— se recurrió a ésta, al agravarse el conflicto con los nacionalistas irlandeses.
Razones de fondo
La reacción del gobierno francés contra la organización de los soldados se explica, en parte, por la intensa movilización obrera que se observa desde noviembre pasado, encabezada por la CGT y la CFDT, las dos centrales sindicales más poderosas. Es obvio que esa movilización resulta peligrosa en las condiciones de crisis económica, que como los demás países europeos, Francia está atravesando. Pero se explica también por los recelos provocados por la radicalización militar que se verificó en Portugal.
Hace algunos meses, el Times de Londres puso el dedo en la llaga. Refiriéndose a las reivindicaciones democratizantes de los soldados, se preguntó hasta qué punto esto permite que se confíe en ellos en caso de guerra o aun para el cumplimiento de los demás deberes militares. Y añadió: “La pregunta se vuelve especialmente pertinente si el ejército es llamado a asumir tareas relacionadas con la seguridad interna”.
Ruy Mauro Marini