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Brasil: elecciones parlamentarias

Fuente: Archivo de Ruy Mauro Marini. Publicado en El Universal, México, miércoles, 15 de noviembre de 1978.


Se realizan hoy, en Brasil, las elecciones parlamentarias que, sobre la base del voto directo, ponen en juego un tercio del Senado y la totalidad de la Cámara de Diputados. Se trata de un hecho de importancia en la vida institucional del país, la cual transcurre actualmente en el marco de un proceso de democratización, que el gobierno militar se esfuerza por mantener bajo control. Sin embargo, su importancia se ha visto considerablemente disminuida en los últimos meses.

La posibilidad de que el amplio movimiento de oposición a la dictadura pudiera expresarse plenamente en los comicios de hoy, alcanzó su punto culminante entre los meses de julio y septiembre pasados. Entonces, la fracción militar que hegemoniza el aparato estatal enfrentaba disensiones en las propias Fuerzas Armadas, debido al procedimiento vertical de designación del sucesor del presidente Ernesto Geisel, la cual recayera sobre el jefe del Servicio de Inteligencia, general Joao Batista Figueiredo. Esas disensiones habían hecho surgir un candidato opositor desde las filas del Ejército, el general Euler Bentes Monteiro, quien logró convertirse en el abanderado del partido de oposición, Movimiento Democrático Brasileño (MDB). El descontento había llegado al propio partido gubernamental, Alianza Renovadora Nacional (ARENA), mientras crecía el movimiento popular de oposición.

Maniobrando más con energía que con habilidad, el Gobierno sorteó la situación, acallando las protestas militares, aislando el sector expresado por el general Bentes y restableciendo el orden en el seno del ARENA. Con ello, logró que el MDB, haciendo a un lado las veleidades de oposición real alimentadas por sus sectores avanzados, reasumiera su papel de oposición consentida. En estos términos, con el voto disciplinado del ARENA, el Congreso aprobó el conjunto de modestas reformas que el Gobierno propusiera el año anterior y que se conoce como “paquete de abril”. Semanas después, sin asomo de insubordinación, el colegio electoral que actúa en las elecciones indirectas para Presidente de la República, ratificó el nombre del general Figueiredo para ejercer el cargo en el período presidencial que comenzará el año próximo.

Ante la evidente domesticación del MDB, se reafirmó uno de los rasgos característicos de la actual coyuntura brasileña: la no correspondencia entre el amplio movimiento popular de oposición a la dictadura y el proceso institucional. A lo largo de estos años, el movimiento popular ha ganado amplitud y vigor, nucleándose en torno a tres vertientes: la oposición sindical, el movimiento contra el alza del costo de la vida y el movimiento pro amnistía de los presos y exiliados políticos. Desde 1974, al renunciar a la táctica de la abstención electoral, su fuerza creciente ha beneficiado al MDB. Pero la incapacidad de este partido para constituirse en una verdadera alternativa al régimen militar limita esa tendencia y hace imposible el aprovechamiento pleno del voto popular como arma política.

Así es como la dictadura ha podido, por mediación del ARENA, mantener su mayoría parlamentaria. Siendo remota la posibilidad de que esto se altere en los comicios de hoy, es de esperarse que el MDB no sólo asegure sus posiciones, sino que conquiste algunas más. Pero, al no modificarse significativamente el marco institucional que el régimen ha impuesto al proceso de democratización, este podrá mantener bajo control la implantación de la reforma política.

Las cosas seguirán este camino, hasta tanto las aspiraciones de las amplias masas, que rebasan de mucho esa reforma, no asuman un carácter programático y sus vertientes no converjan hacia un movimiento partidario capaz de conducir la lucha por la realización de ese programa.

Ruy Mauro Marini


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